martes, 25 de agosto de 2009

Miedo.

Me lo imagino al borde de un precipicio,
sin animarse a saltar.
Con temor a todo lo que vaya a encontrar ahi abajo.
Con temor a no soportar la caída.
Con temor a enfrentarse a todos sus fantasmas.
Si, lo imagino abordado y ahogado por el temor.
Temor a haber cometido tantos errores.
Temor a no haber acertado al tomar ese camino.
Temor a no ser capaz de llenar alguna vez
ese vacio que le corrompe las entrañas.
A no superar aquella derrota, que le quebró el espíritu
en tantos pedazos, que ya no los pudo contar.
Si, lo imagino herido hasta en lo más profundo de su alma.
Agobiado por tantas dudas, esquivando tantas certezas.
Aniquilando su propia mente para ya no pensar.
Perdiendo una y mil batallas.
Sin saber si está de pie o a caso nunca se ha vuelto a levantar.
Me lo imagino tambaleando sobre la cornisa.
Queriendo tapar agujeros.
Queriendo acertar, queriendo retroceder un millón de segundos el tiempo.
Queriendo volver a empezar.
Me lo imagino temiéndole al momento exacto
en el que sienta que todo se acabó.
Y ya no le queden fuerzas ni para decir perdón.
Me lo imagino inundado por el miedo a volver a quedarse callado.
A volver a caer del lado contrario.

Si, lo imagino gritando sobre el cordón de la vereda,
temiéndole a una caída que no es tal...
Si tan sólo abriera los ojos, vería que está a un sólo paso
de volver a empezar.

"EL MIEDO ES UN ASESINO, QUE MATA LOS SENTIMIENTOS"

No hay comentarios: