domingo, 30 de noviembre de 2008

Sin Sol.

A veces el Sol se oculta, para que lo extrañes en las noches.
Para que adaptes tus ojos a la oscuridad.
Para que notes la diferencia y lo puedas apreciar en su regreso.

A veces el Sol se aleja de tu vista, para que cuestiones su ausencia.
Para que enciendas otras luces, que antes no creiste necesarias.
Para que aprendas a darte cuenta, cuando su luz te hace verdadera falta.

A veces el Sol se oculta, para dejarte tanteando a oscuras.
Para que utilices otras maniobras, para que tropieces con tus propios pies.
Para demostrarte fríamente, que la vida no siempre es justa.
Que muchas veces te encontrarás en desventaja.
Que muchas veces deberás improvisar.
Y te encontrarás en situaciones que nunca antes imaginaste.
Haciendo y diciendo cosas que jamás creíste que harías o dirías.
Para demostrarte que la realidad muchas veces va a superarte.
Que la oscuridad puede inundarte y aún así, deberás aprender a ver.
Se va para que compruebes que a veces no queda otra.
Que hay que armarse de valor y hacerle frente.
Que hay que aceptar que no todo está en nuestras manos,
que a veces el Sol se va del cielo, y no hay nada que podamos hacer al respecto.
Cómo reaccionás ante eso, es lo que debés manejar.
Encontrar otra luz. Dar la vuelta al mundo persiguiendo aquella que se aleja.
O aprendes a ver en la oscuridad.

Yo creo que el Sol se va para que aprendas a valorar su regreso.
"Porque no importa qué tan larga sea la noche, siempre llega el día".

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