viernes, 6 de junio de 2008

Gravedad.

Encontrarle la punta inicial es casi imposible.
Descubrir cuál fue la vuelta inicial es un disparate.
No sirve buscarle el sentido porque prácticamente carece de él.
Empieza y termina. Se arma y se desarma.
Es una maravilla inacavable.
Que agota. Seduce y aterra a la vez.
Te atrae, te empuja, te absorve.
Como la gravedad.
Inevitable, inexorable. Impecable.
Intento llamarlo a gritos, pero no me escucha.
Quiero encontrarlo en algún rincón del mundo, pero se camufla.
Y me sorprende. Me anula, me presiona.
Como la gravedad.
Me obliga a descender.
Me invita a creer. A inventar, a sentir, a querer.
Se apodera de mi gravedad.
De mi centro y mi exterior.
En lo cierto o en el error.
Con miedo o con amor.
Ya ni recuerdo cuándo fue que empezó...

No hay comentarios: