viernes, 13 de junio de 2008

Tu sonrisa...

Empecé a recordar cómo había sucedido todo.
Y a encontrar esos recortes de la memoria que a menudo uno deja pasar.

Cómo tantas veces las situaciones se nos van de las manos,
sin que podamos detener o modificar su curso.

Y recordé tu sonrisa...
Recordé cada locura y esas tonterías que solía hacer todos los días para verte sonreír.
La alegría más pura e inmensa que me nacía al verte llegar.
Cómo te busqué, porque sólo vos sabías llenarme el día.
Cómo te dejaste encontrar, porque vos también querías.
Porque tu sonrisa me envolvió de la manera más fuerte y real. Porque me elevó hasta donde nunca me creí capaz de llegar.
No sabría explicarte hoy todo lo que sentí. Porque no me alcanzarían las palabras o porque no existen las correctas.
Millones de vueltas y años en el tiempo... para llegar a una conclusión que sinceramente, hasta el día de hoy, no comprendo.
Lo que yo te amé no tiene comparación, por favor no dudes de eso.
Pero así como el fuego con fricción se prende, con fricción se apaga.
Todavía no encuentro en ningún recoveco de mi mente, el motivo exacto por el cual me alejé, si hay veces que te extraño sin poder evitarlo. Te sigo buscando aunque ya no hago caso.
Sigo recordando tus ojos y tu sonrisa con tanta nitidez. Sos el recuerdo más dulce y hermoso que tengo. Pero en algún breve momento, miré hacia otro lado... Y todo el amor que sentía, se me fue escapando.
Nadie en este mundo, me hizo sentir como vos. Sos el culpable de tanto que hoy existe en mí.
Sos el responsable de tantos sueños, de tantas ideas, de tantos proyectos que hoy siguen en mí.
Gracias por ser parte de mi vida, por no borrarte de mi camino. Por haberle dado tanto sentido a mis días. Por dibujarme siempre, siempre una sonrisa.

Que seas muy feliz, Marcial.

No hay comentarios: