jueves, 30 de julio de 2009

Aunque cierre los ojos...

Como podrás notar, no es el paso del tiempo
lo que logra que uno supere adversidades.
Como tampoco es la distancia
lo que hace que los problemas se alejen.
Pues por mucho que lo neguemos y a pesar de las veces
que lo evitemos, todas esas emociones van arraigadas adentro.
Impregnadas a tu piel, como el fuego derritiendo hojas secas.
Mezcladas en tu sangre, como la sal mimetizada en el mar.
Podés verlo aunque cierres los ojos.
Tocarlo aunque cruces los brazos.
Y por muy fuerte que tapes tus oídos,
jamás dejarás de escucharlo.
Es como un cancer, que se enreda entre tus venas
esparciéndose por todo tu cuerpo.
Y aunque infinidad de oportunidades lo rechaces,
siempre pero siempre, volverás a ceder.
Porque lamentablemente para tu orgullo:
es adictivo.
Espero que hayas entendido lo que estoy tratando de decirte.
No te resultará posible olvidarlo.
Y completamente inútil querer alejarlo.
Lo confirmarás aún cuando más lo niegues.
Y en cuanto creas que lo estás esquivando,
te chocará justo de frente.

**Puta madre que cuesta dejarte ir...**

No hay comentarios: